OH Naturaleza divina,
escucha el llanto silencioso
de tu isla amada.
OH corazones, dueños de sus
propios sueños
de tu isla amada.
OH corazones, dueños de sus
propios sueños
escucha el canto triste,
del jíbaro afrentado
que lucha callado,
que lucha callado,
sin tregua y sin falta
honrar su existencia digna
honrar su existencia digna
en su silenciosa guerra,
la lucha por la permanencia de
su lengua y la vigencia
su lengua y la vigencia
de su cultura que es el alma de un pueblo.
Soledad
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