lunes, 1 de abril de 2013

Silverio Pérez "Todos somos ñetas"





Me gustaría que el ñetismo llegara a su máxima expresión en los puertorriqueños cuando se refiere a poner en practica sus derechos como ciudadanos para liberarse del sistema colonial en el cual vive la isla.   Me gustaría que realmente fuésemos todos ñetas cuando alzar la voz  es necesario para señalar las injusticias.  por: srobles. 


Interpretación:

Te perdiste... a lo que se refiere Silverio es a la expresión de PUÑETA, como la expresión de un pueblo que se manifiesta con coraje y con pasión, no al grupo que se identifica en las cárceles como los Ñeta. Esa es mi interpretación, por: idanispr





 "Todos somos ñetas"
   Silverio Pérez  


La misma semana en que Puerto Rico entero se hizo ñeta, surgieron nuevas situaciones que reclamaban que lo siguiéramos siendo. Pero el ñetismo bajó de intensidad inmediatamente después del “out” número veintisiete del Clásico Mundial de Béisbol.


Si en los tiempos en que yo me criaba se me hubiese ocurrido decir la palabra que se convirtió en tendencia viral en las redes sociales, y que a todos nos hizo ñetas, mis padres me hubiesen practicado, sin anestesia, una extracción total de mi dentadura de un bofetón. 

Pero no hay que ir tantas décadas atrás. En enero de este año, cuando el fino y elegante joven Alejandro García Padilla juramentó como gobernador de Puerto Rico, nadie podía sospechar que dos meses después reconociera públicamente, en la conferencia de prensa en que se recibió a nuestro equipo nacional de béisbol, que él también se hizo ñeta en medio de la emoción del Clásico Mundial. 

Al flamante primer ejecutivo se unió el exgobernador Aníbal Acevedo Vilá, la exquisita dama de las tablas Johanna Rosaly, mi fisiatra y la inmensa mayoría de los miles que me siguen en las redes sociales.

Lo que el "establishment" boricua oficializó esa semana del Clásico ya la Asociación de Confinados lo había descubierto hacía mucho tiempo. La palabra que les brotaba de las entretelas del corazón cuando sufrían las injusticias del sistema carcelario, acortada para poder pasar los filtros oficialistas, se convirtió en su nombre símbolo. La contundente palabreja ya se había distanciado de ser sinónimo de autogratificación física. También había superado el ser la expresión espontánea por excelencia cuando ocurre un percance inesperado. Finalmente aterrizó en el campo de los gritos de guerra.

La leímos en los labios de algunos jugadores cuando se ponchaban o daban un incogible, en las pancartas de muchos fanáticos y en los textos de Facebook, Twitter e Instagram. La energía que liberaba esa palabra, bien dicha, con las nalgas apretadas y el puño en alto, parecía viajar por el espacio para penetrar las células de nuestros peloteros y convertirlos en héroes. El ñetismo alcanzó su máxima expresión en el juego de Puerto Rico contra Estados Unidos. 

El enfrentamiento entre la colonia y el imperio en el campo deportivo se convierte en un escenario ficticio donde se pretende resolver la indignidad de la condición política que se vive. 

A los que creen en la “unión permanente” y en anexarse al imperio sus vísceras les traicionaron y se les escaparon varias ñetas. Algunos aceptaron con resignación la esquizofrenia ideológica que padecen. 

Pero cuando el juego terminó y pasamos al otro juego, el del día a día de la colonia, los valerosos ñetas brillaron por su ausencia. Estados Unidos nos dijo en un informe sobre Vieques que con sus bombardeos no dañaron ni la salud ni el ambiente de la Isla Nena y por lo tanto no están obligados a limpiar la suciedad que dejaron. No hubo ñetas de indignación. 

En la misma semana establecieron que ningún municipio se puede ir a la quiebra, como lo hizo la ciudad de Detroit, por que sí, porque el territorio que “pertenece a, pero no es parte de” no puede. Y no hubo ñetas ni puños en alto. Otro informe estableció que las leyes de cabotaje, que encarecen nuestros productos por varios millones de dólares al año, no se van a cambiar porque proteger el oligopolio de las navieras es más importante que el bienestar de Puerto Rico. Y brillaron por su ausencia los ñetas.

Más reciente aún, se le pasó por encima a nuestra Constitución para tener la opción de la barbarie del imperio que aún cree en el asesinato, mal llamado pena de muerte, si el Estado es el que lo comete. Y pocos ñetas se tiraron a la calle.

Aspiro a un Puerto Rico donde el ñetismo no sea exclusivo del deporte. Donde ante la injusticia, la violación de derechos y la subordinación política todos seamos ñetas.